La séptima edición de FINE en Valladolid se consolida como el epicentro del negocio vitivinícola internacional, integrando el auge del oleoturismo como aliado estratégico de la calidad.
Valladolid – El turismo no es solo el acto de desplazarse, es la búsqueda de una narrativa que conecte la tierra con el paladar. En este escenario, Valladolid se prepara para convertirse, una vez más, en el tablero donde se dibujan las rutas del mañana. No se trata solo de una feria; es un mercado de experiencias diseñado para transformar el patrimonio líquido en un motor económico sostenible y de alto valor.

Valladolid, capital internacional del enoturismo
«Feria de Valladolid trabaja en los contenidos de la séptima edición de FINE, el mercado internacional de enoturismo que se celebrará los días 3 y 4 de marzo próximos en la ciudad castellana. FINE es una plataforma de negocio internacional abierta a la participación de bodegas, hoteles, rutas del vino, territorios enoturísticos, touroperadores y agencias especializadas en este segmento».
El director general de Feria de Valladolid, Alberto Alonso, destaca que el evento, iniciado en 2020, es hoy un «referente imprescindible». La expansión es evidente: «A la pasada edición asistieron participantes procedentes de 26 países y aumentó un 22 por ciento el número de touroperadores». Además de la presencia de España y Portugal, se han sumado rutas de Italia, Francia y Eslovenia. Como novedad, la próxima edición «incorporará nuevos contenidos que amplían y complementan la oferta, como el oleoturismo».

La madurez de un modelo de negocio especializado
La consolidación de FINE responde a una evolución lógica del mercado turístico: la especialización extrema. El análisis del evento revela tres pilares fundamentales:
La internacionalización de proximidad: Aunque FINE nació con una vocación global, ha sabido capitalizar la alianza ibérica (España y Portugal) para atraer a mercados del centro y norte de Europa. El salto a Italia con «FINE Italy» en Riva del Garda demuestra una capacidad de exportación del modelo de feria técnica que pocos certámenes logran.
Transversalidad productiva (Eno-Oleo): La inclusión del oleoturismo no es un añadido estético, sino una decisión estratégica. El aceite de oliva, al igual que el vino, vertebra territorios y ofrece una experiencia desestacionalizada. Como bien señala Alberto Alonso, estos aliados aportan un «gran valor» a un turismo que busca calidad y atemporalidad.
El retorno del contacto humano: Tras superar su fase de lanzamiento en un año tan complejo como 2020, FINE ha demostrado que el sector del lujo y el enoturismo requiere de una plataforma física de confianza donde los touroperadores puedan validar la autenticidad de los territorios.
Un camino trazado desde la innovación
Desde su creación en 2020, FINE se presentó como el primer mercado internacional dedicado exclusivamente al enoturismo en Europa. A diferencia de otras ferias generalistas, su éxito ha radicado en el formato B2B (Business to Business), priorizando las agendas de reuniones cerradas entre oferta y demanda. Este enfoque permitió que, incluso en ediciones marcadas por las restricciones de movilidad de años anteriores, el volumen de negocio se mantuviera estable, sentando las bases para el crecimiento exponencial de touroperadores extranjeros registrado en la última edición.

Hacia una narrativa del territorio
La celebración de la séptima edición de FINE en marzo de 2026 (trabajada desde finales de 2025) subraya que el enoturismo ha dejado de ser un complemento de la bodega para ser una industria propia. La integración del oleoturismo y la apertura a nuevos países europeos sugieren que el futuro del turismo de calidad en España pasa por la capacidad de empaquetar la historia y la cultura del paisaje. Valladolid no solo acoge un evento; ofrece la brújula para un sector que, lejos de tocar techo, sigue encontrando en la tierra nuevas formas de progreso.
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